El albinismo puede ser definido como un defecto en la producción de una sustancia llamada melanina, que hace que la piel, ojos y pelo adquieran poca o ninguna coloración.
Se presenta cuando uno o varios defectos genéticos, hace que el organismo sea incapaz de producir o distribuir la melanina. Estos defectos se puedes trasmitir de generación a generación, es decir, de padres a hijos.
La forma más grave en la que se presenta es el denominado "albinismo oculocutáneo". Este se caracteriza porque las personas que lo presentan tienen el pelo, iris y la piel de color rosadoo blanco. Además presentarán problemas en la visión.
Cuando se refiere a una zona de pérdida de pigmentación localizada, hablamos de albinismo localizado. Dentro de este tipo encontramos los siguientes síndromes:
1- Síndrome de Chediak - Higashi: Falta la pigmentación en toda la piel, pero no es una despigmentación completa.
2- Esclerosis Tuberosa: Áreas pequeñas sin pigmentación en la piel
3- Síndrome de Waardenberg: Un mechón de pelo que crece en la frente o uno o ambos iris sin coloración.
Para distinguir un caso de albinismo, deberemos fijarnos en los siguientes síntomas:
A- Ausencia de color en pelo, piel y ojos.
B- Piel y/o cabello más claros de lo normal.
C- Ausencia de color en la piel por parches
Muchas de las formas de albinismo, como las descritas anteriormente, pueden estar sujetas también a estos otros síntomas:
I- Ojos bizcos.
II- Sensibilidad a la luz.
III- Movimientos oculares rápidos.
IV- Problemas de visión o ceguera funcional.
En cuanto al tratamiento, se centrará en aliviar los síntomas y dependerá de la gravedad del caso ante el cual nos encontremos.
Este consiste en proteger a la piel y a los ojos del sol, utilizando para ello medidas como reducir el riesgo de padecer quemaduras solares.
Fuente: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001479.htm
Dedicado a Laura Susavila por animarme a publicar en un fin de semana.
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